Esta casa rural, de uso exclusivo, fué construida por mis tatarabuelos, allá por 1867 (según los recuerdos de mis ascendientes aún vivos).
Allí vivió mi bisabuela (MARIA LIMA) cuando enviudó a los 17 años, junto con su madre, y de allí son parte de los recuerdos de mi abuela y unos pocos de mi propia infancia.
Por el azar de la vida y el empeño de mis padres, la casa "llegó" a nuestras manos y pudimos ver cumplido el sueño de verla de nuevo restaurada desde casi sus ruinas.
Fué una vivienda ligada al campo y a la ganadería, por lo que sus alrededores son los canteros de antaño cultivados y fuente de alimentación de sus ocupantes, conservando aún el aljibe intacto desde su construcción y parte de las zonas del albergue del ganado.
No existen construcciones cercanas a esta casita rural, solo el pueblo de Isora en la parte baja de la ladera.
La casa se ha distriibuido en dos dormitorios dobles, uno de ellos con cama matrimonial, un baño y un espacio común destinado a cocina-comedor y área de descanso.
Esta última de amplios ventanales, permite al huésped recrearse en una vista sorprendente a la costa sureste de la isla, el pueblo de Isora y la isla de la Gomera, en el marco del asombroso horizonte atlántico.
De cara al exterior y sus accesos, dispone de un terraza exterior cubierta, un comodo patio trasero al que se accede desde el interior (la cocina) y una zona de esparcimiento alrededor de la casa que incluye el area de aparcamiento, todo ello dentro de una finca privada de aproximadamente 4.000 metros cuadrados.